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Blanco y negro

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Natushka's avatar
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"Canta, lastimada mía..."
                                 Cervantes.

En medio de la escena pende una gigantesca jaula, mitad a oscuras, mitad iluminada por la luna llena. En su interior ella agoniza en silencio. Su rostro es una perpetua e insoportable incógnita. Sus larguísimos cabellos la envuelven en una especie de crisálida de la que no podrá renacer. La jaula se balancea como si un viento sobrenatural la meciera mecánicamente, amenazando con dejar al alcance de la luna el rostro de la cautiva. Pero no. Pero nunca.
Sin embargo ningún viento sopla. Y la jaula al mecerse no emite ningún sonido. El silencio reinante es sólo interrumpido por el golpe que provocan al moverse las piezas de ajedrez.
En el suelo lejano, sobre las baldosas blancas y negras, se libra la batalla que decidirá la suerte de la prisionera. Las piezas, movidas por invisibles manos, se encuentran próximas al desenlace. Mas la partida parece ser eterna. Nadie sabe precisar cuánto tiempo hace que ha comenzado. Ya nadie recuerda el por qué de la afrenta, ni qué circunstancias condenaron a la joven al confinamiento. Sin embargo el silencio obedece a una inmensa expectativa general que se ha instalado, apoderándose de la atmósfera.
Ella no observa ya la estrategia de la que depende su destino. Hace rato ha aceptado que morirá antes de conocer al vencedor. Hace rato que ha olvidado cuál era su bando. Tan sólo quisiera poder quebrar el silencio que amenaza con arrebatar la poca cordura que le queda. Abre la boca, un agujero más negro que la negrura que la rodea, y nada brota de sus labios resecos.
Jaque.
La reina deberá sacrificarse por su amado. Un blanco caballo se ha adelantado sigiloso, amenazando la integridad de la monarquía. No puede permitirlo. Es su deber de soberana. Se arroja trágicamente sobre el brioso corcel, exponiéndose a una muerte segura que llega pronta a manos de un sádico alfil. El cuerpo de la reina inerte desaparece del tablero.
Jaque.
La prisionera comienza a desesperar. Siente las garras de la locura apoderarse de su mente. Una sensación de ahogo trepa por su pecho obligándola a asir con fuerza los barrotes, la boca abierta en un rictus demente sin poder proferir sonido alguno. Los cabellos que la envuelven se convierten en redes, asfixiantes redes que limitan sus movimientos a arañazos inútiles en la oscuridad. Ni siquiera morir está en sus propias manos.
Un último y valiente peón avanza con la frente en alto hacia el ejército enemigo. Una gota de sudor resbala de su frente. Sabe que no hay esperanza posible. Sabe que morirá por prolongar un solo instante la vida de su rey. Pero ello significará haber cumplido.
Quebrando el silencio de repente, un sonido irreconocible surge de la oscuridad. La cautiva abre los ojos inmensos, dos agujeros más negros que la negrura que la envuelve, buscando el origen de tan prodigioso suceso. El balanceo de la jaula, cual tic-tac de un reloj, lo esconde y lo muestra alternadamente.
Es un pájaro, negro como la noche. Sus ojos blancos y ciegos semejan dos lunas que no iluminaron el camino que lo llevara hasta allí. Cayó en el hueco vacío, el silencio lo atrajo como una polilla a la luz. Llegó para quebrarlo en mil pedazos. De su pico brota la cristalina vibración de un violín.
Nada de esto interrumpe la guerra librada en el tablero blanquinegro. La batalla debe continuar. El peón firmemente plantado delante de su monarca, el impasible semblante de frente al oponente. La torre blanca avanza sin piedad.
Ella extiende sus manos entre los barrotes, ansiando asir el sonido que ahora la envuelve, la inunda. El canto del pájaro ha despertado su alma ennegrecida y no desea otra cosa que fundirse en él.
El peón cae ante el embate del enemigo que se planta victorioso ante el rey acorralado.
Jaque Mate.
La joven enjaulada abre la boca por última vez. Se obliga a responder, exprime los últimos vestigios de energía que le restan. Tritura sus entrañas, retuerce todo su cuerpo, se enreda en los larguísimos cabellos... y canta. De su ser escapa un finísimo hilo invisible, un sonido de cristal quebrado que representa su esencia marchita, su infinito dolor, sus ansias de volar. El hilo se mezcla con el vibrato del pájaro-violín y a medida que se entretejen, ella de deshilacha. Lenta y dulcemente, hasta desaparecer.
Allá abajo, el rey negro yace sobre las baldosas ante sus súbditos atónitos que lloran su derrota. Ante sus enemigos que saborean la victoria, inmóviles para siempre en su estrategia triunfal.
La jaula vacía se balancea en silencio mientras la sombra del pájaro ciego atraviesa el campo de batalla llevándose el olvidado trofeo de guerra.
#Prosaicos! es un juego basado en sus escritores y lectores, por favor visita al resto de los participantes y vota por quien te parezca el mejor cuando sea el momento.
:iconprosaicos:

:w00t: Comienzan a resucitar las musas.
Escrito extraño si los hay :confused:
Yo estaba contenta porque creía que al fin iba a poder poner un escrito en otra categoría que no fuera General Fiction y ahora me desayuno con que no hay una que sea Surreal :( Me lleva la cachetada.
Bueno, ojalá les guste ^^

EDIT: Este cuento fue publicado en la Revista Virtual Axxón - Ciencia Ficción en Bits- ! :dance: Es el segundo ya! :la:
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La ilustración es de Graciela Lorenzo Tillard
© 2008 - 2024 Natushka
Comments33
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Sanctria's avatar
Simplemente me encantó!